¿Jugamos a buscar detalles en las esculturas de la Lonja de la Seda de Valencia?
Un capitel con un juego de a tres muy curioso
En el propio pórtico de los pecados y a la vista de la Virgen María con el niño Jesús nos percatamos de este toma y daca entre tres personas completamente desnudas que se persiguen con las que parecen escobas, las cuales tratan de introducir por el ano a quien tienen delante. Dado que la brujería estaba perseguida en la época personalmente, sin tener ningún dato fehaciente, me parece ver a tres son brujas envueltas en una especie de ritual sexual.
El fornicador de la lonja
En la Edad Media la lujuria era, quizás, el pecado capital más castigado. Era un momento con la prostitución severamente arraigada en la población civil de Valencia y, por tanto, uno de los temas más concurridos en la imaginería dispuesta en las estatuas de la Lonja de la Seda. No hay que olvidar que la ciudad del Turia estaba considerada como uno de los mayores prostíbulos de toda Europa en el siglo XV. En este detalle de la fachada principal nos encontramos un hombre fornicando con el propio edificio, con el mismo muro del edificio civil más importante de la ciudad. No se le advierte si quiera su cabeza pero sí sus genitales. Y muy claramente.
Anciana con una cría de mono
Ente dos medallones netamente renacentistas en las paredes del que fuera denominado Consulado del Mar, dentro del complejo de la Lonja de la Seda (que se visitan con la misma entrada) advertimos una interesante escena en la que una anciana sostiene a un pequeño macaco. Al parecer, en la época, el mono simbolizaba el vicio, por lo que aquí puede haber una de esas explicaciones de esta extraña gárgola que quizás sea la figura maternal de un inminente pecador.
El barbudo y el león
¿Qué significado puede tener que un hombre de cierta edad, con barba poblada, abra por sí mismo las fauces de un león? Original y contradictoria escena en la cual el manso es precisamente el león y no el anciano barbudo. En realidad aquí las evidencias nos llevan a la historia de Sansón venciendo a un león, un paralelismo de la vida de Jesús luchando contra el Demonio.
Hombre amenaza a criatura encadenada
Al principio pensaba que esta escena recreaba a dos hombres peleándose, incluso el asesinato del personaje que está debajo. Pero si nos fijamos bien el hombre con sombrero y pelo largo tiene agarrado con una cadena el cuello de la que parece una criatura no humana de grandes orejas. Con una mano sostiene a la criatura presa, mientras que la otra la compone un puño bien cerrado que amenaza o, quien sabe si está a punto de golpear a esta extraña figura que parece estar condenada.
Monstruo con cabeza de mujer
La de las criaturas monstruosas con cabezas humanas es un clásico desde tiempos inmemoriales, incluso si nos vamos mucho antes del nacimiento del cristianismo. En la Edad Media son muchos los capiteles y esculturas que recrean esta esperpenticidad siniestra en la que hay garras en vez de manos, el cuerpo es de león y el rostro representa a los seres humanos. En la Lonja de la Seda de Valencia hay numerosos ejemplos de esta clase de figuras fantasmagóricas que te miran muy fijamente mucho antes de que te percates de que están ahí.
Mujer desnuda se toca sus genitales
Volvemos a la lujuria, tema más que predominante en las esculturas que decoran (y motivan una lección) la lonja. En uno de los extremos de la parte que da al Consulado del Mar, y que se advierte cuando se suben las escaleras, aparece una mujer completamente desnuda que se toca (y abre) su sexo con las dos manos. Es una figura carente de sensualidad y erotismo que recrea el acto (pecaminoso según la moral de la época) de la masturbación. Probablemente sea la figura más reconocida, famosa y sorprendente a primera vista de la lonja de la seda de Valencia.
El adúltero de la lonja
Un hombre desnudo se sujeta en la ornamentación de la fachada y mira hacia su izquierda. Dada que la interpretación es libre mi hipótesis es la de un caballero escondiéndose después de cometer adulterio. Me recuerda a aquellas escenas tan televisivas como reales del momento en el que el marido aparece de repente sin avisar y el amante sale despavorido a esconderse tras las cortinas, el balcón o donde sea con tal de ocultarse y no ser descubierto.
Pero si nos fijamos bien, bajo la axila de el caballero que vemos a la derecha, casi al final de la fotografía, aparece algo que podría ser una mano (¿os es la continuación de la ornamentación?), por lo que quizás más que un adúltero escondiéndose lo que está haciendo es practicar el acto sexual propiamente dicho.
El escriba
Un hombre escribe en una mesa de tres patas. Posiblemente aquí quien aparezca representada es la labor del comerciante tomando notas en un hipotético albarán medieval. Es una de las figuras de la lonja de Valencia en la que no hay evidencia de “maldades” perseguidas. Pero, ¿qué hace precisamente en el pórtico de los pecados?
Inseminación…¿artificial?
Una de las escenas que más dan que hablar en la lonja de Valencia se encuentra en el salón principal junto a la puerta. Una mujer desnuda agarra los genitales de dos hombres con el culo en pompa. Según los expertos simboliza un ritual de fertilidad muy antiguo en el que se extraía el semen y se guardaba en cuencos. ¿Inseminación artificial en la Edad Media?
El barquero que huye a contracorriente
Sin abandonar la puerta de los pecados vemos muy claramente un hombre con rostro triste manjenando un pequeño bote de madera. En realidad no es el único, en el propio pórtico el río continúa y es un monstruo el que se encuentra al extremo. Pero otra barca va hacia él. Entonces, ¿nuestro hombre huye de esa criatura monstruosa llamada tentación?
Gárgola monstruosamente inclasificable
Una de las gárgolas más llamativas de la lonja nos muestra un monstruo abrazándose a un reptil. Dientes como cuchillos, grandes cuernos y, lo más curioso, hasta caras humanas debajo suyo. En realidad tres si nos fijamos en el que sale de su propia rodilla (con barba). Son rostros tristes, desesperados de una composición del todo apocalíptica que muestra las afiladas fauces del infierno.
Los ángeles sí que tienen sexo
Para terminar nada mejor que una de las gárgolas más extrañas de la lonja de Valencia. Un ángel saca muestra su pene y se dispone a introducirlo en una especie de jarrón que sostiene con la otra mano. Otra de esas figuras cargadas de obscenidad que miran precisamente a la calle, hacia esa ciudad de Valencia que no está en el siglo XV sino en el XXI y cuyos paseantes a veces se detienen para preguntar qué demonios quieren decirnos.
La Lonja, con sus virtuosas estatuas cobrando vida en los muros del edificio, sigue siendo el corazón de un tiempo que aún late con mucha fuerza. Y que tiene todavía muchas cosas que contarnos.