Para poder afirmar o confirmar que Valencia fue una ciudad libertina y
en la que el sexo reinaba en varias zonas del Cap i Casal, tan solo hay
que echar la vista a parte de los monumentos de la ciudad, como las
gárgolas con temática sexual que en la actualidad, por ejemplo, podemos
contemplar en la Catedral de Valencia, cerca de la puerta románica, o en
la Lonja, donde curiosamente dicha gárgola apunta, precisamente, al
sitio original donde se ubicaba el burdel de aquella Valencia.
Además, existe una calle (Calle de las Amorosas o Carrer de les
Amoroses) dedicada a las estas señoritas que regentaron el burdel, en
pleno corazón del barrio del Carmen y muy cerca de la falla Na Jordana.