Otro de 1445 hace patente la preocupación de los canónigos de la catedral ante el lamentable estado en que se encontraba “el Fossaret”, lugar donde reposaban los restos de sus antecesores, que se halla junto a la pared exterior del Aula Capitular,
ya que la gente se orinaba en la puerta y la herrumbre corroía la
verja. Para erradicar esta costumbre, el cabildo tomó la decisión de
blanquear las puertas y de pintar allí dos imágenes de Sant Antoni “perquè no s’hi pixassen”. (Sanchis Sivera 1909-7).