Pocos lugares de Valencia tienen la capacidad de transportar al visitante a la Edad Media de una manera tan poderosa como la iglesia de San Juan del Hospital.
El patio recogido que se abre sólo a los caminantes curiosos desde la calle Trinquet de Cavallers, las cruces templarias que le dan la bienvenida y la austeridad de la piedra de la nave gótica son el ambiente perfecto para este viaje en el tiempo.
Fue construida en el siglo XIII por los caballeros de la orden de San Juan del Hospital y de Malta en terrenos cedidos por Jaume I en agradecimiento a los servicios prestados durante la conquista del Cap i Casal.
San Juan es, después de la catedral, la segunda iglesia más antigua de Valencia. Y una de las que más misterios guarda.
Sus restos descansan en San Juan del Hospital y, como tantas cosas de Valencia, pueden pasar desapercibidas a quien no mire con atención.
San Juan del Hospital una iglesia que, siendo la más antigua de la ciudad, estuvo en un tris de ser demolida tras años y años de saqueo y degradación. Fue cine, bar, sastrería e imprenta durante el franquismo. Hasta hubo pintadas de Mickey Mouse en sus ancestrales muros. La suya ha sido una restauración constante, que tuvo su último gran episodio con la apertura del Patio Sur, el antiguo cementerio, con el que la plástica del complejo se ha multiplicado.
“Lo primero que buscaban sus ojos en la capilla de Santa Bárbara era una arca clavada en la pared a gran altura, un sepulcro de madera pintada, sin otro adorno que esta inscripción: “Aquí yace doña Constanza Augusta, emperatriz de Grecia”.
En el mismo lugar que describió Blasco Ibáñez sigue hoy la urna, con la misma inscripción sencilla.
La cuestión es –y también se lo preguntó el novelista- “¿cómo aquella señora augusta, soberana de remotos países de magnificencia y ensueño había venido a dejar sus huesos en una lóbrega capilla de Valencia?”.
La respuesta es un periplo de dichas y desventuras –apasionante, pero demasiado extenso para estas líneas*- que la llevó de su Sicilia natal a Nicea, en la actual Turquía, donde los emperadores griegos tuvieron su capital mientras Constantinopla estaba en manos de los cruzados, de vuelta a Sicilia y por último a la Valencia de mediados del siglo XIII, recién conquistada a los árabes.
Déjense tentar por San Juan del Hospital, entren en su patio y deambulen por la iglesia. Constanza Augusta, emperatriz de Grecia, lleva 600 años esperándoles.
http://epoca1.valenciaplaza.com/ver/137801/la-emperatriz-bizantina-que-acabo-vestida-de-labradora-valenciana.html
....Constanza, en cualquier caso, decidió no regresar a su tierra. Había encontrado su sitio, por fin, en la Corona de Aragón. Concretamente en la ciudad de Valencia, donde, según cuenta la leyenda, se obró el milagro que le salvó la vida. En los duros años de la prisión siciliana Constanza había contraído la lepra, pero al llegar a la capital del reino valenciano tuvo una visión de Santa Bárbara, una mártir procedente de las tierras anatólicas en las que había residido durante tanto tiempo y de la que había llevado una reliquia consigo.
Al cabo de unos pocos días, pasando su palafrenero junto a la iglesia de San Juan del Hospital, la más antigua de la ciudad después de la catedral, el caballo indicó tercamente con la cabeza un lugar en el suelo, en el que, excavando, apareció una imagen de la propia Santa Bárbara, que fue llevada junto a ella. Constanza lavó la imagen en un barreño y después, con la misma agua, se bañó el cuerpo, que sanó milagrosamente. Así inició una intensa relación con la orden del Hospital, que también había conocido en Oriente, ya que su sede central estaba en la isla de Rodas.
Recuperada completamente, le fue cedido el Palacio del Real de Valencia, situado en los terrenos que actualmente ocupan los Jardines de Viveros. Los sucesivos reyes de la Corona así se lo encomendaron, desde Jaime I hasta Jaime II, y durante más de 35 años, de los 40 a los 77, fue la encargada de velar por el buen funcionamiento de la residencia real. Además, recibió rentas y señoríos de diversas villas reales valencianas, como Borriana, Gandia y Pego, y de ciertos lugares de musulmanes, como Beniopa y Alfàndec, a los que cabía añadir las tierras que aún conservaba en Nicea, manteniendo el título de emperatriz de los griegos.
Como gesto de gratitud hacia Santa Bárbara y la orden del Hospital hizo construir una capilla en la iglesia de San Juan y allí mismo, renunciando a ser enterrada en el panteón real aragonés del monasterio de Sijena y mostrando su íntima unión con la ciudad de Valencia, decidió que le fuera dada sepultura al llegar la hora de su muerte. Ésta se produjo el 15 de abril de 1307 y en aquella misma capilla, por la parte exterior, fue instalada la reliquia de Santa Bárbara que poseía, en una fuente a la que el pueblo valenciano podía acceder todos los 4 de diciembre, día de su fiesta.
Así llegaba a su fin la vida de toda una hija del emperador del Sacro Imperio Germánico, y emperatriz bizantina ella misma, que, como tantos otros recién llegados de la época, encontró en Valencia su ciudad ideal, en la que instalarse y morar el resto de sus días. Y la impronta que dejó fue tan grande que su memoria fue mantenida a lo largo de los siglos. Mucho tiempo después, en 1689, aquella capilla de San Juan del Hospital en la que estaba enterrada fue reformada y adaptada al gusto barroco, siendo depositados sus restos en una pequeña arca de madera con la inscripción "Aquí yaçe Doña Gostança Augusta, Enperatriz de Greçia", que aún se puede contemplar si se visita la iglesia.
Además, en la misma capilla barroca se colgó un cuadro que representaba a Constanza, en actitud orante ante Santa Bárbara y vestida como una valenciana más, con el traje popular característico de la época. Desgraciadamente la pintura desapareció como consecuencia de los daños sufridos por la iglesia durante la Guerra Civil de 1936-1939, pero, cuando menos, se ha conservado su imagen en blanco y negro.
Según la tradición que se remonta a la mitad del siglo XIII y se avala con documentación y bibliografía, la emperatriz Constanza trajo a Valencia, procedente de Bizancio, varias reliquias de Santa Bárbara: una sección del fuste de la columna de pórfido gris, a la cual había sido atada y azotada; una piedra de la que brotó el agua y que sirvió para el bautismo de Santa Bárbara, milagro que tuvo lugar en Nicomedia (Asia Menor) en el siglo III; y un hueso, al parecer del brazo de la santa, conservado en un tubo de cristal con cierre de plata en sus dos extremos, en uno de los cuales se grabaría posteriormente el escudo de la Orden de Malta.
Fueron donadas por doña Constanza a la iglesia de San Juan del Hospital, donde mandó erigir una capilla en honor de Santa Bárbara, en el lugar donde se encontró otra reliquia, entre los contrafuertes del sur del presbiterio, en un enterramiento del Gremio de los Sastres, pidiendo en su testamento ser sepultada en ella como consta en los codicilios.
La Real Cofradía de Santa Bárbara hizo construir ésta capilla, obra barroca del arquitecto Juan Bautista Pérez Castiel entre los años 1684 y 1689. La talla de la clave y el modelado de los ángeles se deben a Julio Capuz; destaca el trabajo original de los esgrafiados de tradición mudéjar.
A la capilla se trasladaron en una urna de madera, los restos mortales de la Emperatriz y en un nicho excavado en el contrafuerte, las referidas reliquias de Santa Bárbara. El rey Carlos II le otorgó también el titulo de Real, que ya poseía por la egregia condición de su fundadora y por ser los Reyes de Aragón benefactores de la misma. La iglesia y la capilla fueron saqueadas durante la Guerra Civil, la urna con los restos de Constanza fueron destruidos y la que ahora vemos en una reproducción fiel y exacta de la orignal. En el frontis de la urna se puede leer: Aqui yaçe Dª Sostaça Augusta / Emperatriz de Grecia. Constanza Hohenstaufen, nació en 1230 y falleció en nuestra ciudad en 1307, era hija ilegitima de Federico II Hohenstaufen, rey de Sicilia y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y de su amante Bianca Lanzia. Estuvo casada con el emperador de Bizancio Juan Dukas Vatatzés (Juan III), a la muerte de su marido tuvo que sufrir una serie de calamidades que le llevó finalmente a Valencia donde encontró refugio y la paz que tanto anhelaba. Renunció a sus derechos sobre el reino de Sicilia en favor de los reyes de la Corona de Aragón que pretendían dicho reino.
Por la situación lamentable en que se encontraba el templo de San Juan del Hospital en el año 1939, la Real Cofradía de Santa Bárbara solicitó del párroco de la iglesia de San Esteban Protomártir, autorización para que en una de sus capillas se pudiera seguir practicando el culto a Santa Bárbara provisionalmente. Así se hizo durante unos años y fueron dejadas en depósito en dicha parroquia las reliquias.
Tras dar término las obras de restauración en la Real Capilla comenzadas por la Prelatura del Opus Dei en 1967 y finalizadas con la ayuda de la Comisión Europea de Cultura, el Ministerio de Cultura, la Generalidad de Valencia y la Asamblea de la Orden de Malta, y habiendo recuperado el "pudridero" y cripta adyacente en la que estuvieron inicialmente los restos mortales de la Emperatriz, en el año 2002 se realizó el traslado de la columna-reliquia y pila desde la Parroquia de San Esteban Protomártir a su hornacina en esta capilla.
La Real Capilla de Santa Bárbara, actualmente dedicada a la reserva del Santísimo, fue construida en la iglesia de San Juan del Hospital de Valencia entre los años 1685 y 1689 y está situada al sur del templo antes de ascender los escalones del presbiterio. Queda separada por una antigua verja de hierro que fue restaurada en 1969. La emperatriz de Grecia, doña Constanza Augusta Hohenstaufen (1230-1307), finalizó su vida en Valencia protegida por el rey Jaime II de Aragón. Pidió en testamento ser enterrada en esta iglesia, y así se cumplió siendo enterrada en la capilla sur del presbiterio que se puso bajo la advocación de Santa Bárbara a la que la emperatriz era muy devota pues, según tradición, la santa la había curado milagrosamente de la lepra. Sus restos fueron trasladados en el año 1689 a la nueva capilla barroca de Santa Bárbara por Real Orden del rey Carlos II. Según la tradición que se remonta a la mitad del siglo XIII y se avala con documentación y bibliografía, la emperatriz Constanza de Grecia trajo a Valencia, procedente de Bizancio, varias reliquias de Santa Bárbara: una sección del fuste de la columna de pórfido gris, a la cual había sido atada y azotada; una piedra de la que brotó el agua que sirvió para el bautismo de Bárbara, milagro que tuvo lugar en Nicomedia en el siglo III; y un hueso, al parecer del brazo de la santa, conservado en un tubo de cristal con cierre de plata en sus dos extremos, en uno de los cuales se grabaría posteriormente el escudo de la Orden de Malta.
Las reliquias fueron donadas por doña Constanza a la iglesia de San Juan del Hospital, rehabilitada en la segunda mitad del S.XX, donde mandó erigir la capilla en el lugar donde se encontró otra reliquia entre los contrafuertes del sur del presbiterio, en un enterramiento del Gremio de los Sastres. La Real Cofradía de Santa Bárbara hizo construir esta capilla, obra barroca del arquitecto Juan Pérez Castiel entre los años 1684 y 1689. La talla de la clave y el modelado de los ángeles se deben a Julio Capuz y destaca el trabajo original de los esgrafiados de tradición mudéjar. A la capilla se trasladaron en una urna de madera los restos mortales de la emperatriz y en un nicho excavado en el contrafuerte las referidas reliquias de Santa Bárbara. El rey Carlos II le otorgó también el titulo de Real que ya poseía por la egregia condición de su fundadora y por ser los reyes de Aragón benefactores de la misma. Adjuntamos las indulgencias concedidas a la cofradía que la veneraba y la imagen que conservan.
Las reliquias fueron donadas por doña Constanza a la iglesia de San Juan del Hospital, rehabilitada en la segunda mitad del S.XX, donde mandó erigir la capilla en el lugar donde se encontró otra reliquia entre los contrafuertes del sur del presbiterio, en un enterramiento del Gremio de los Sastres. La Real Cofradía de Santa Bárbara hizo construir esta capilla, obra barroca del arquitecto Juan Pérez Castiel entre los años 1684 y 1689. La talla de la clave y el modelado de los ángeles se deben a Julio Capuz y destaca el trabajo original de los esgrafiados de tradición mudéjar. A la capilla se trasladaron en una urna de madera los restos mortales de la emperatriz y en un nicho excavado en el contrafuerte las referidas reliquias de Santa Bárbara. El rey Carlos II le otorgó también el titulo de Real que ya poseía por la egregia condición de su fundadora y por ser los reyes de Aragón benefactores de la misma. Adjuntamos las indulgencias concedidas a la cofradía que la veneraba y la imagen que conservan.