Epifanía de Navasa que se conserva en el Museo Diocesano de Jaca en Huesca
Pintura al fresco en época románica
Es muy difícil pensar en una iglesia románica
que no estuviera pintada, tanto en el interior como, en ocasiones, en
el exterior. Aunque en la actualidad muchas de estas pinturas se han
perdido bien por el paso del tiempo o por la desaparición de algunas
partes de las iglesias.
Las paredes en el románico se pintaban con la técnica del fresco,
con colores acuosos sobre una pared húmeda preparada a través de cal y
arena fina. Esta capa absorbe el color y al secarse adquiere la solidez
de la piedra. Pintar al fresco exige una gran rapidez de ejecución y no
se puede rectificar, los pintores disponían de siete horas para poder
realizar un tramo de pintura.
- Por tanto en el románico el estilo es lineal y esquemático, alejándose de la realidad naturalista.
- En muchas ocasiones los rostros se parecen unos a otros si están realizados por el mismo maestro.
- No hay perspectivas ni fondos, no hay líneas de fuga.
- Muchas veces encontramos imperfecciones, bien por la rapidez de realización o bien porque según la filosofía de Plotino el hombre es imperfecto y como tal se le representa en algunas ocasiones.
- El color es reducido, ocre-amarillo, rojo, negro, blanco; un tono más oscuro indicará sombra y uno más claro luz.
- La figura humana tiene una presencia constante y se reafirma la teoría de Dios como alguien cercano al hombre, hecho a su imagen y semejanza.
- No se considera el desnudo como algo bello, en caso de que representen a Adán y Eva u otra escena que implique desnudo se tapan sus partes con una hoja de parra o bien con un cruce de piernas. El vestido en cambio otorga dignidad y distingue las clases sociales.
- Los cuerpos en la pintura románica no sienten sino que actúan.